Alejandra

Ref. Cecilio Dalton

Samarcanda

´83

´96

177

               
 

La conocí en el ’83, durante los extraños días de aquel verano en el que estuve condenado a trabajar en la piscina del Hotel Rana. Alejandra Ref. Cecilio Dalton era una chica que sorprendía por su desparpajo… muchas veces rayano en el descaro. Hasta cierto punto resultaba llamativo entre aquel ambiente tan dado a la pose y la interpretación, en el más puro y básico caldo de cultivo para la sociología.

Alejandra Ref. Cecilio Dalton era el elemento disonante que aportaba algo a un ambiente de otra forma aburrido. Cualquier tema de conversación resultaba un motivo que a ella le servía como excusa para dar rienda suelta a sus sonoras y desafiantes carcajadas. Un punto de estridencia en la voz y sus formas a menudo histriónicas venían a completar el retrato inmediato que llegaba hasta los espectadores cercanos. Yo era uno de ellos, como habitualmente interesado en todo lo disonante o alternativo.

Recuerdo que con mis 18 años recién cumplidos y sus escasos 16, le dije que algún día me gustaría volver a encontrarla 10 años más tarde, para contrastar su evolución y su personalidad durante aquella etapa tan crucial. Quizá motivado por la curiosidad de saber si la mayoría de edad le traería algún tipo de morbo añadido o puede que por desinteresada curiosidad antropológica… ¡vaya usted a saber, con los jueguecitos hormonales de por medio!

Aquello quedó como un impass que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en una de esas curiosidades/casualidades cuyo sentido se le escapa a uno. Se encuentran ahí como un aldabonazo del Destino, porque aproximadamente 10 años después… un buen día reapareció Alejandra Ref. Cecilio Dalton en mi horizonte. Como un paisaje más.

Desconozco el motivo que les llevó a ella y a Cecilio Dalton a iniciar una relación de pareja… tampoco me inquieta ni me preocupa, pero por aquel hecho Alejandra Ref. Cecilio Dalton entró a formar parte de mis encuentros con aquel par de colegas. Inseparables y entretenidos, siempre sorprendentes… eran Joaquín Pilla Yeska y Cecilio Dalton. Muchas veces coincidía con Cecilio Dalton y Alejandra Ref. Cecilio Dalton en bares: sobre todo el Fin de siglo y un Karaoke cercano a mi casa. Eran sus cuarteles generales como parejita, pero la manera de ser de ambos hacía que siempre estuvieran abiertos a conversaciones y juergas en grupo.

Lo cierto es que aquellos 10 años no habían significado cambio alguno para Alejandra Ref. Cecilio Dalton: simplemente había abundado en su carácter jovial y alocado, algo de lo que siempre se había sentido orgullosa. De ahí su cercanía y complementariedad con Cecilio Dalton. Ambos eran (respectiva y recíprocamente) trampolines desde los que uno y otro iban saltando a instantes tan indescriptibles como imprevisibles o irrepetibles.

Resultaban en extremo divertidos, aunque para mi gusto fueran demasiado superficiales… quizás por hallarse lejos del ámbito intelectual que siempre me ha resultado más afín. Lo cierto es que Alejandra Ref. Cecilio Dalton resultaba una compañía divertida durante un rato en la noche maracandesa. En aquel ambiente no se le pedía más[1] y todo iba sobre ruedas mientras fue así. Aprendí la lección antropológica perfectamente, integrándola en mis conocimientos generales del ser humano sin mayores dificultades. Aquel trato distendido y cordial con una criatura tan desenfadada como irreverente también me sirvió para saber que ese tipo de personas me resulta atractivo por lo contestatario e iconoclasta, pero sólo son una mera curiosidad. Se encuentran muy lejos del plano en el que siempre he desarrollado mi vida, aunque eso no haya sido obstáculo para llegar a disfrutar de inigualables ratos de diversión y buen rollo. Es cuando sale a relucir mi otro yo, el superficial que llevo dentro y seguramente vencería en esta lucha cotidiana de la manera de ser… si no se viera contrarrestado por mi parte coherente y exigente.

En cierto sentido, por tanto, el reencuentro con Alejandra Ref. Cecilio Dalton tras aquellos años: paradójicamente me sirvió para conocerme un poco más a mí mismo. Un par de años más tarde Cecilio Dalton y ella dejaron de ser pareja… entonces sí que le perdí la pista definitivamente. ¿Quién sabe dónde estará ahora? Preguntadle a algún experto en Antropología.



[1] Posiblemente tampoco hubiera podido aportarlo.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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