Esme

 

Tûrtkûl

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La apariencia física de Esme Tûrtkûl incitaba al diminutivo: como forma de acercarse a su esencia, para arropar una personalidad aterida. Pero tras ese inicial contacto salía como un torrente su personalidad adolescente, llevándose por delante el lirismo y la ternura. Desde el punto de vista de Esme Tûrtkûl el mundo sólo era algo a su alcance: para ser devorado a discreción y sin piedad.

Digamos que estaba ciega para los sentimientos. Sin embargo, desde sus 20 años creía controlarlos como una experta. Sus armas de seducción masiva eran implacables. En una de sus escaramuzas, para conseguir presionar a su novio Satur ARCO, yo me convertí en un daño colateral.

¿Hay alguien capaz de resistirse a una estrategia femenina con un objetivo nítido? Yo no lo fui. Quizá sólo para poder decir hoy sin remordimientos: me enrollé con una go-gó… O tal vez para reconducir la frustrada relación con Jacinta HUMOS, diversificando mis vísceras.

Aquella noche Jacinta HUMOS se había ido un rato antes de mi casa, tras hacer el amor conmigo. Sin que hubiera llegado tan sólo a enfriarse el suelo sobre el que habíamos yacido, mi cuerpo se encontraba ya a merced del ritmo que Esme Tûrtkûlle imprimía mientras copulábamos, amaneciendo.

Con Esme Tûrtkûl, después, muchas noches en vela. A veces de sexo, otras de charlas imposibles: las que utilizan un mismo idioma, con diferentes significados en las palabras. Separados como estábamos. No ya por los años… también por la mentalidad generacional y el conjunto de valores que atesorábamos, tan distintos como nuestros respectivos cofres.

Un par de meses follando y hablando nos regalaron una evidencia: sólo coincidíamos en el placer. Para todo lo demás, construíamos un decorado de coincidencias que nos permitía seguir adelante con la orgía… con aquella farsa de personalidades engañadas, respectiva y recíprocamente.

Fue mi aprendizaje: el de tener tres novias a la vez, Esme Tûrtkûl una de ellas. Tan dulce como clarificador. Una esquizofrenia del corazón, junto con las miradas de Esme Tûrtkûl puestas en otros paisajes, otros países masculinos… Por fortuna me llevaron lejos de semejantes panoramas pantanosos, capaces de engullir a cualquiera.

La tolerante (Nadia HIPO), la liberal (Esme Tûrtkûl) y la estrecha (Jacinta HUMOS)… las tres desaparecieron…

Lo más cerca que llegué a estar de la entrada del corazón de Esme Tûrtkûl fue una tarde de verano, paseando por el pasado de su casa, de su pueblo. Me mostró los paisajes de su niñez. Entonces sí que se desnudó ante mi atenta mirada, aunque conservara la ropa intacta.

Yo pensaba: “Necesito tiempo para hacer lirismo de la vida que me cuentas, para apercibirme de lo literario de tus experiencias”. Pero era un tiempo que no teníamos, que nos había hurtado la cronología.

Esme Tûrtkûl vivía en otra dimensión, más adolescente. Al poco tiempo llegó para ella el aprendizaje del cáncer. Nuestras vidas hacía tiempo que ya estaban definitivamente separadas… Para Esme Tûrtkûl nuestra relación de usar y tirar cumplió su cometido, el de introducirme como elemento de presión en su relación de pareja. Para mí son estas letras.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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