Lucas Marcos 

Primo

  Kagan

 ´67

 ´94

 476

 
             

 

Al ser más pequeño que yo, imagino que debí de conocerle recién nacido, en alguna de las visitas de cortesía que Paquita Madre (su tía) les hacía a sus padres (mis tíos)… allá por el ’67, probablemente. De ahí que mi primer recuerdo de Lucas Marcos Primo no sea de su físico, sino de los comentarios que oía en mi casa sobre su crecimiento y las características de una personalidad que ya entonces se apuntaba tal como sería posteriormente.

Entre escaleras de madera de una casa vieja en la que vivían por entonces mis tíos, recuerdo una neblina amarilla ambientando las explicaciones que sólo lejanamente yo alcanzaba a comprender. Lucas Marcos Primo no había querido comer la sopa del cocido, así que la tenía para merendar, para cenar y así sucesivamente hasta que cediera… A mí aquello me sonó algo así como un chivo en un garaje: ¿cocido para la cena?

Sin embargo sólo era la primera parte, la punta del iceberg que con el paso del tiempo fue el pulso permanente que mantenía Lucas Marcos Primo con sus padres en lo que a la comida se refiere. Porque el menú lo imponía él[1] y éste pasaba ante todo por el colacao. Bien pronto aprendió que la moneda de cambio se llamaba desayuno y empezó a negociar con ella. A cualquier hora del día o de la noche, si tenía hambre o le apetecía un colacao con galletas, decía: “¡Quiero un desayuno!” Así que había días en los que llegaba a desayunar varias veces a lo largo de la jornada. Otras veces, por ejemplo, cenaba dos desayunos.

Los años iban pasando y su cambio de domicilio a Los Campos, a un piso con vistas al monte… parecía que podría influir positivamente en la mentalidad de Lucas Marcos Primo. Sin embargo recuerdo un día en el que, sentado sobre un orinal en el centro del salón de su casa, mientras estaba apretando para conseguir unas heces adecuadas, le dijo a Lucas Tío: “Papa, ¿y si el Barcelona ficha a Johann Cruyff?” Sería el año ’74 y aquello fue una auténtica premonición… al poco tiempo le fichó por una cifra récord y fue un fichaje histórico. Aunque la de Lucas Marcos Primo fuera sin duda una premonición de mierda.

Eso nos da una idea de la visión del mundo contenida en aquella cabecita de rubios cabellos que, a pesar de proceder de una extracción social como la mía, estaba rellena de ideas cuya deriva hacia el mundillo del pijerío parecía inevitable.

Otro día, por ejemplo, Lucas Marcos Primo expresó con toda crudeza su contenido cerebral del momento cuando dijo: “La coca-cola es mala. Un ciclista bebió coca-cola y no ganó”. Si lo hubiera dicho Aristóteles probablemente habría tenido el valor de un silogismo, pero tantos siglos después… sólo facilitaba la información preocupante de que aquel pequeño cerebro chirriaba sobremanera, hacía aguas.

Probablemente un poco por todo eso Lucas Marcos Primo acabó siendo camarero. No quiso seguir estudiando… Encontró su lugar en el mundo en un bar llamado Paco, al que tarde o temprano iba a recalar toda la población porreta de Kagan, para liarse el material fumeta en el ambiente amarillo que proporcionaba su cristalera. Con la ambientación de una música que a Lucas Marcos Primo siempre le había fascinado y de la que se consideraba un experto[2].

Lucas Marcos Primo siempre tenía la risa a flor de boca. Pero no era la típica risa floja de los habituales de ese tipo de sustancias. Más bien se trataba de una leve carcajada desafiante, cargada de suficiencia y supuesta sabiduría… La de quien cuando ríe da a entender que hay superioridad en la carcajada respecto al interlocutor, a quien la provoca o a quien invita a ella.

No sé, la risa de Lucas Marcos Primo era algo así como el afán por esconder un complejo de inferioridad. El que sin duda lleva aparejado este hecho: ver los limitados horizontes de una vida que se agota en un par de burbujas, incapaces de ofrecer nada más a quien en su día eligió libremente semejante condena. Burbujas que empezaron siendo de colacao y acabaron siendo de cerveza. Burbujas rellenas de humo: ¿acaso no son espejismos por partida doble?




[1] Al menos así lo pretendía.

[2] Psicodelia, disco, rock urbano…

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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