Pedro

el Facha

 

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Su cara simpática y sus maneras amables hacían de Pedro el Facha alguien cercano. Pero a la primera de cambio, en cuanto salía a relucir cualquier tema de conversación que se alejara de la superficialidad, a Pedro el Facha le delataba un credo que impregnaba cualquier faceta de la realidad.

No era sólo una cuestión puramente política. Era facha también en lo social, en lo económico, en lo intelectual… además de que estudiaba Derecho de una manera militante, con la declarada intención de perpetuar el estado de cosas dominante en la sociedad. Según la perspectiva de Pedro el Facha, el hecho de que muchas cosas no nos gustaran no significaba que estuvieran mal. Antes al contrario: nosotros, los no-fachas, estábamos equivocados y rabiosos… razón de más para que las cosas siguieran igual, según él.

En este sentido Pedro el Facha era discursivamente combativo. No sé si esto se correspondía también en actuaciones violentas en la vida cotidiana, porque nunca llegamos a discutir en serio. Sólo hubo entre nosotros escaramuzas dialécticas del tipo de la ocurrencia. Además por lo general estábamos acompañados de más gentes, quienes a buen seguro habrían impedido que la cosa pasara a mayores.

Pedro el Facha tenía el perfil típico del niño pijo. Repeinado, bien vestido, jersey por encima de los hombros. El militante conservador por antonomasia. Con ese gesto ligeramente superior y despectivo hacia un interlocutor a quien considera inferior.

¿Que cómo llegó Pedro el Facha al círculo de mis conocidos? No lo recuerdo exactamente, pero mi memoria le asocia siempre a la presencia de Nadia Ref. Joaquín Pilla Yeska. Seguramente era el novio de alguna de sus amigas, o compañeras de piso…

Podríamos decir por tanto que Pedro el Facha encajaba perfectamente entre aquel mundillo de perfiles ñoños, aquéllos que incluían la característica de ser tolerantes con la intolerancia. Tratándose de futuros trabajadores dedicados a la Psicología, como Nadia Ref. Jesús Pilla Yeska, aquello daba muy pocas esperanzas en el transcurrir de los acontecimientos, en la evolución del ser humano en general y sus dedicaciones intelectuales.

Cuando Pedro el Facha y yo nos encontrábamos: un saludo y un par de bromas. Pero si no ocurría ¡mucho mejor!

 

 

Sonido

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