Petronio

 

Colombiano

Colombia

´86

´88

580

             

 

Petronio el Colombiano había encontrado la forma de salir de su país y eso le hacía feliz. Un resquicio de becas, contactos en su tierra de origen y expediente académico excepcional. Cualquier excusa era buena, tal como él lo contaba, sonriente entre las piedras doradas de Samarcanda.

A Petronio el Colombiano le interesaba mucho la filosofía. Éste fue el punto a partir del que empezó su contacto conmigo, con el grupo de mis compañeros de la Facultad. Petronio el Colombiano tenía un fenotipo propio de su lugar de origen: bajito, piel morena, pelo oscuro y ojos vivarachos. Además era inquieto y a veces atropellado en la conversación cotidiana. Y gran sentido del humor “a pesar de” o “precisamente por” estar matriculado simultáneamente en la UdeS y en la Universidad Fanática.

Lo cierto es que su mentalidad filosófico-teológica estaba muy en la línea de la colonización. A menudo confundía ambos planos (el de Dios con el de la sabiduría), hasta el punto de identificarlos muchas veces. Espero que esto se le haya ido clarificando con el tiempo.

A Petronio el Colombiano le gustaban la juerga y la cerveza, por eso él era un elemento frecuente en las noches de aquellos años. Su imagen se me aparece en un entorno anaranjado y nocturno. Enmarcado por esa luna caprichosa que se tiñe de oro en el centro de Samarcanda. Petronio el Colombiano aprovechaba cualquier instante para pedir unos apuntes, casi como cualquiera de nosotros. Él con más motivo, por el stress que le provocaba su matrícula duplicada.

Cualquier excusa y situación le servía para regalar sus piropos al público femenino. Le recuerdo haciéndolo con Araceli BÍGARO, a quien le hacía mucha gracia su desparpajo. Lo que no terminaba de cuadrar muy bien con todo esto era la simbiosis de Petronio el Colombiano con su novia alemana. Tan rubia, tan alta y de piel tan blanca que parecía su contraste hecho a medida.

Petronio el Colombiano físicamente era lo más parecido a una cucaracha, dicho sea sin ánimo peyorativo. Puede que para él aquella chica alemana fuera simplemente una justificación de cara a la Universidad Fanática. Una relación seria con una teutona, encaminada a la meta del matrimonio: parece una buena coartada. A los ojos de aquella gente fácilmente pasaría por un caso típico de colonización centroeuropea rediviva, tan políticamente correcta.

Pero entonces, ¿a qué venía aquella parafernalia de halagos por parte de Petronio el Colombiano hacia el mundo femenino? ¿Acaso era algo más que una sombra planeando sobre las buenas maneras? Ahí estaba la duda, siempre acechante y presta a cualquier interpretación dual de Petronio el Colombiano y su mundo, sus mundos. Formaba parte de esa “segunda Samarcanda” que uno sentía siempre en la recámara. Más que nada porque cualquier noche Petronio el Colombiano podía sorprender con ideas extravagantes e hilarantes… como lo hizo más de una vez cuando el ambiente era propicio.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta