Sol

PULGA

 

Denow

´97

 ´99

622

             

 

En ocasiones nos ocurre que sentimos gran cercanía o complicidad con alguien, pero en otro tiempo. Algo parecido a lo que nos ocurre al encontrar espíritus afines ya fallecidos: escritores o artistas. La sensación es de decalaje. Falta de encaje temporal, aunque connivencia espiritual.

Algo así me ocurría con Sol PULGA, a quien sentía simultáneamente cercana y lejana. Lo primero físicamente, ahí, palpable y audible. Pero había una lejanía que procedía de infinidad de factores. Por ejemplo, que The Beatles fueran su pasión. Suficiente motivo para creer que su mente no estaba bien amueblada[1], aunque fuera algo disculpable. También la sonrisita con la que parecía perdonar a todo el mundo. En primer lugar porque hay cosas imperdonables. Y en segundo porque a mí no tenía nada que perdonarme.

En fin, había entre nosotros una especie de “pulso psicológico” acentuado por el hecho de que fuera filósofa. Casualmente además exalumna de Jesús Manuel LAGO en el instituto de su pueblo. Esto a mí me acomplejaba por asunto de la edad, aunque no fuera insoslayable. Como su amiga Jacinta Ref. Sol PULGA, del mismo pueblo… dispuestas ambas a comerse el mundo sin patatas ni nada.

Durante una buena temporada Sol PULGA y yo estuvimos tanteándonos para ver si lo nuestro podía ser un proyecto carnal con todas sus consecuencias, pero la cosa no fue a mayores. Tengo la impresión de haber sido para Sol PULGA sólo una anécdota entrañable y divertida, nada más allá. Durante una temporada Sol PULGA se convirtió en una clienta habitual del Idiota y estuvo mezclada en varios de los acontecimientos que allí se celebraron. Una fiesta de la Facultad de Filosofía, una queimada… en fin, que en ocasiones asomaba por allí el hociquito, lo que a mí me mantenía a la expectativa por si acaso. Puede que en otra época de mi vida hubiera sido diferente. Pero en ese momento yo tenía tres novias simultáneamente… Sol PULGA habría sido una cuarta en discordia. Por eso creo que lo mejor fue que las cosas salieran como lo hicieron: para evitar daños colaterales y dolores no deseados.

Lo cierto es que su acento de Denow, sus ojos claros, el pelo ensortijado y la sonrisa fácil resultaban demasiadas tentaciones en un mismo cuerpo para mi pobre ser a la deriva. Nunca llegó a pasar nada entre nosotros, sólo las insinuaciones y los tonteos adolescentes[2]. Únicamente una vez le tendí un puente levadizo en forma de beso, en una despedida… pero ella no quiso cruzar el foso: supongo que intuyendo los cocodrilos al acecho.

Afortunadamente. Porque hubo algo que siempre me resultó repelente en Sol PULGA: su parecido físico con Rai ÁGIL, mi amigo de infancia de Kagan. En ocasiones, charlando con ella, este hecho llegó a desmotivarme sobremanera.

Además Sol PULGA revoloteaba por el mundo de la filosofía como un escarabajo pelotero.



[1] Más que nada, por inmadura.

[2] Aunque yo ya no lo fuera, su anclaje en dicha etapa era más que evidente.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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