Víctor

 Patriarca

Kagan

´84

´85

688

             

 

En el reducido mundillo que era la pandilla de Kagan, que yo frecuentaba sobre el ’84, a Víctor Patriarca le había correspondido[1] el papel de conciencia atávica y/o colectiva. Baste decir que era un chaval bastante equilibrado[2], tranquilo y mesurado. Víctor Patriarca tenía buen humor, era delgado y llevaba una barba bien cuidada que junto a las gafas le otorgaban una mesura muy aparente. Inspiraba confianza y tranquilidad. Entre nosotros era algo así como un sabio a quien pedirle consejo en las infinitas cuestiones menores que suelen plantearse en cualquier pandilla. Un oráculo de andar por casa.

Por lo general Víctor Patriarca resolvía sin mayor problema los pequeños conflictos que pudieran surgir entre nosotros. Con el paso del tiempo su figura fue convirtiéndose en imprescindible, al mismo tiempo que a mí me inspiraba algo de envidia. Sobre todo porque tenía acceso a informaciones privilegiadas, por así decirlo. Desde su posición resultaba más fácil acceder a Romina BUSCA, que por aquel entonces y en aquel entorno era mi único objetivo vital.

Pero yo también pensaba, aún hoy lo hago: ¿cómo es que siendo el director espiritual Víctor Patriarca estaba sin emparejar? Esto último me provocaba cierto rechazo, algo de desazón. Le alejaba de ser mi modelo, aunque Víctor Patriarca fuese un elemento fundamental a la hora de erigirse en referencia, pero con esa coyuntura ya no me interesaba. Me recordaba a los curas, dando consejos conyugales a las parejas. Sin elementos de juicio, pretendiendo erigirse en jueces. ¿Acaso lo que hacía Víctor Patriarca no era lo mismo… pero sin sotana?



[1] O le habían adjudicado, o se había arrogado… no lo sé muy bien.

[2] Si es que esta afirmación resulta compatible con el desequilibrio generalizado de Kagan.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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