Jesús Manuel

Ref. Ignacia AVIÓN

 

 

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Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN tenía lo que puede denominarse sin sonrojo una cara amable, con la sonrisa fácil y transparente siempre puesta. Parecía una persona incapaz de hacer daño a nadie, aunque daba la impresión también de que en ello se agotaba todo su potencial. Bien es cierto que cuando le conocí Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN no alcanzaba aún los 25 años, pero la impresión que me transmitía era la de ser una persona que mantendría ese carácter en el futuro, durante el resto de su vida.

Algo muy adecuado para el futuro profesional que Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN se había propuesto, pues era uno de esos escasos individuos que en Samarcanda se dedicaban a los estudios que más adelante les acreditarían  para la salida profesional de pilotar aviones civiles. Imagino que cuando alguien delega semejante responsabilidad en una persona, encontrar un rostro como el de Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN transmite una seguridad psicológica que tranquiliza.

Y no me refiero a los pasajeros, que por lo general no ven ni llegan a conocer al piloto que les traslada a través de lugares exóticos o países cercanos (pero de necesario acceso por negocios, vacaciones o estudios). Pienso más bien en lo que pasaría por la cabeza de las gentes que evaluaran a Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN para decretar su aptitud o la ausencia de la misma como alguien idóneo para desempeñar esa labor. Aunque yo tampoco conocía a Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN muy en profundidad… las veces que él había pasado por La Tapadera acompañando a Ignacia AVIÓN y alguna que otra coincidencia por la calle o en el Idiota. Pero Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN siempre iba acompañado de Ignacia AVIÓN… o acompañándola, no lo sé; su relación parecía más bien una simbiosis de alga y liquen, un clásico.

Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN me parecía un tipo de fiar, transparente y sin malas intenciones; también es verdad que, aparte de estudios y novia, no sé si existía algo más en su horizonte. Mis conversaciones con él solían ser casuales y circunstanciales, pero no me daba la impresión de fingir normalidad como representación teatral, sino más bien de ser así. Ni más ni menos, aunque esto pueda sonar simplón si se le encuadra en el entorno del que hablo, donde contextualizo su presencia: porque aquello era cualquier cosa menos normal.

Su media barbita, sus ojos saltones y los dientes que dejaba ver su sonrisa, a mí me parecían amables, ya lo he dicho… aunque en un sentido bien diferente a la amabilidad que despertaban esos rasgos en Ignacia AVIÓN, que parecía ser algo más carnal, a la vista de la relación que llevaban. En todo caso, desde mi perspectiva o en mi opinión, Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN no resultaba ser nadie que fuera por el mundo buscando que le partieran la cara… pero había gente que opinaba lo contrario, porque una noche Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN tuvo su encontronazo con los macarras de turno: un tipo de población nada extraña durante la vida nocturna maracandesa. Incluso yo alguna vez acabé teniendo diferencias con algún espécimen de esa calaña, aunque por fortuna salí bien parado en general.

Por lo que contaban Ignacia AVIÓN y Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN, debió de tratarse de algún episodio que la tuvo a ella como protagonista, como “plato en discordia”, por así decirlo; algo relativamente comprensible, teniendo en cuenta el aura feromónica que desprendía a su paso aquel cuerpo… fácilmente captable por cualquier animal macho de los alrededores: precisamente lo que era aquella pandilla del día en cuestión. Para Jesús Manuel Ref. Ignacia AVIÓN el suceso significó un antes y un después, porque aprendió el precio social que debe pagar un acompañante.

 


 

 

 

Sonido

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