Nadia

Ref. Dolores BABÁ

Kagan

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Nadia Ref. Dolores BABÁ pertenecía al llamado “bloque duro” que venía en el lote acompañante de Dolores BABÁ cuando empecé a salir con esta última, cuando consumamos socialmente el hecho de nuestra inclasificable relación. El “bloque duro”, para que nos entendamos, es todo lo que trae aparejada una pareja sin ser ella misma propiamente dicha: aquí se incluye toda experiencia anterior, lugares que han ido moldeándola con el paso del tiempo y personas adheridas a su propia personalidad, que por tanto la constituyen.

Pues bien, en el caso de Dolores BABÁ había, como siempre, toda la ristra, que también incluye a la familia: casi un rosario. Y claro, al empezar a salir con esa otra persona, uno tiene que pasar una especie de “examen de idoneidad”… que te aprueben como conveniente para poder seguir adelante con la relación: en caso contrario, sólo cabe una ruptura, que será la de tu pareja con su pasado o contigo.

Para no dar lugar a esa decisión, esa disyuntiva exclusiva, lo mejor es la diplomacia; pero sin dar a entender que uno se desentiende, pues se le vería el plumero. Implicarse, mas sólo lo justo: ésta es la táctica que yo seguí con todo el abanico que venía de contrabando en el abordaje de Dolores BABÁ.

Dicho catálogo incluía a Nadia Ref. Dolores BABÁ, una chica risueña y de pelo rizado que no tenía inconveniente en mostrar sus encías cuando sonreía. Esto transmitía una impresión semejante a la desnudez, por dejar a la vista una parte húmeda, jugosa y sonrosada de su anatomía que en principio siempre está oculta a todo el mundo; a lo más, insinuada… En fin, enseguida te acostumbrabas, aunque a mí me resultaba hasta cierto punto un toque exhibicionista por su parte.

No obstante, el carácter sincero de Nadia Ref. Dolores BABÁ le quitaba hierro al asunto, pues a mí siempre me dejó claro que yo no era otra cosa más que el novio de su amiga Dolores BABÁ. Nunca un macho con entidad propia… algo que a mí me satisfizo desde el primer momento, porque no dejaba lugar a equívocos o malas interpretaciones.

Cuando Nadia Ref. Dolores BABÁ y yo hablábamos, fuera en presencia de Dolores BABÁ o en su ausencia, nuestro tema de conversación era fijo: siempre el mismo en el fondo, aunque con las infinitas variantes que posee el asunto de cómo ve uno la vida, puesto que éste y no otro era el objeto de nuestras conversaciones.

Enseguida acabábamos aplicando nuestras respectivas teorías a algún caso práctico, ejemplos de la cotidianidad en la que nos movíamos cada un@ de nosotr@s dos, respectivamente. Y la condición humana como tema, generalmente acababa conduciéndonos al interés común que compartíamos que no era otro que Dolores BABÁ, aunque desde diferentes puntos de vista. Nadia Ref. Dolores BABÁ como amiga y yo como pareja de la ínclita.

Bueno, todo previsible y con el conocimiento previo del alcance que tendrían nuestras palabras, sobre todo cuando llegaran a oídos de la protagonista, si es que se encontraba ausente durante los debates. Así aprovechaba yo para introducir de refilón en los oídos de Dolores BABÁ temas que de otra forma no habría podido: por ejemplo, la necesidad de que mi pareja enfocara TODO de manera menos trágica, drástica o absoluta. Supongo que esto se lo trasladaría oportunamente como lo que era, porque a la vista de cómo evolucionaban las cosas tras aquellas charlas, me quedaba la duda.

Nadia Ref. Dolores BABÁ y yo nos llevábamos bien desde la distancia, quizás porque ella estudiaba Exactas o alguna Filología, creo… algo que hacía de su mirada un ejercicio de perspectiva humana. Pero para sus ojos yo no pasaba de ser un títere aprovechable.

 


 

 

 

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