Rebeca 

Ref. Braulio ÁMBAR

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Dicho sencillamente, Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR era una chica normal. Con todo lo que esto significa: sencilla, con aspiraciones peregrinas… De esas metas tan genéricas que todo el mundo las posee, como puedan ser la felicidad o el placer de vivir sin exigirle nada especial a la existencia.

Resultaba fácil charlar con Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR: no tenía pretensiones ni se daba pábulo. Era de trato fácil, sin más. Este tipo de características, que en un primer momento nos parecen cercanas… si no tienen una trastienda, algo más allá en segundo plano, se agotan enseguida, en sí mismas.

Y Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR era de ese tipo de personas que no guardan nada en la recámara. Tenía sus gustos y sus aficiones, por supuesto. Así le ocurre a la Humanidad completa. Pero le faltaba ese plus que es el motor de arranque para cualquier iniciativa que pretenda cambiar el mundo en algún aspecto.

Y es obvio que el mundo necesita ser cambiado. Lo contrario transmite un conformismo difícilmente tolerable. No está mal que a alguien le guste el mundo ¡qué va! Es más: a todo el mundo le gusta un aspecto u otro del mismo. Pero de ahí a dejarlo como está… hay una diferencia que se llama conformismo. Por lo general el origen de éste no es la incapacidad. Somos muchos los que, a pesar de sabernos imperfectos o incapaces, estamos llenos de intenciones y fuerza para el empuje. Dejarlo como está se llama abulia, indiferencia. Lleva aparejada una personalidad que acerca al ser humano al mundo vegetal. Le iguala con las plantas[1].

Pues en esencia ésta era la posición de Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR en el mundo. Disfrutaba de las cosas, reía con frecuencia, era una grata compañía… pero nada más. Ahí se agotaba el caudal energético de esta chica. Ni inquietudes culturales ni tareas intelectuales. Simplemente vivía, tenía su trabajo y se dejaba llevar por el ritmo de vida propio de la sociedad que le había tocado cronológicamente en suerte cuando la conocí. Eran finales de los ’90.

Si llegó a circular por el escenario del teatro que es mi vida, se debió simplemente a su relación de entonces con Braulio ÁMBAR. Al poco tiempo aquella pareja empezó a disolverse, algo que era fácilmente previsible, teniendo en cuenta que las diferencias de carácter, aspiraciones y capacidades de ambos estaban en esferas difícilmente compatibles.

Braulio ÁMBAR se codeaba con las altas instancias de lo académico, Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR se encontraba en una dimensión peregrina. Para decirlo de otra forma, más fácilmente comprensible: intelectualmente era la historia del damo y la vagabunda. Si habían llegado a conectar en el ámbito sentimental había sido principalmente por una atracción magnética, de ésas capaces de saltar por encima de las barreras sociales o clasistas. Incluso las arquitectónicas.

Braulio ÁMBAR, sin prejuicios de este tipo, había decidido darle una oportunidad a su corazón, ¡como si éste no tuviera nada que ver con la cabeza! Por su parte Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR seguramente se había dejado llevar por una apetencia que tenía mucho que ver con la curiosidad y el morbo.

Pero al pasar el tiempo e incrementarse el respectivo conocimiento, aquello empezó a hacer aguas sin remedio. Se hundía sin posible remisión, como un barco afectado por una vía de agua imposible de detener. El suyo era un amor-Titanic.

En cierta ocasión compartimos excursión, allá por el ’96. Dolores BABÁ y yo con Braulio ÁMBAR y Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR. Entonces quedó patente que la nuestra era una historia de lo más paralelo. Aunque hubiese matices distintos, en esencia ambas compartían el mismo esqueleto. Probablemente por eso Dolores BABÁ y Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR hicieron tan buenas migas. Conectaban tanto entre ellas porque compartían una misma visión y una misma posición con respecto al universo. Casualmente lo mismo nos pasaba a Braulio ÁMBAR y a mí: nos comprendíamos sin palabras, sólo con miradas. La magia del paralelismo.

La única diferencia entre ellas era que Dolores BABÁ era profesora de instituto, mientras que Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR era conserje en la UdeS. Así había sido como se conocieron Braulio ÁMBAR y Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR. Y es que en el fondo Rebeca Ref. Braulio ÁMBAR era una pretty woman del intelecto.



[1] Dicho sea sin menoscabo del reino verde.

 

 

Sonido

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