El techo

Pub

 

Samarcanda

´85

´97

310

             

 

El techo era algo así como una parada de postas, un alto en el camino de la noche maracandesa. Salvando las distancias, nada tenía que envidiarle al de Santiago. Su mayor virtud residía en su localización: El techo estaba en la misma calle de un montón de antros de mi devoción.

A veces entraba más dormido que otra cosa, buscando a alguien conocido. Esto suponía entrar y salir sin consumir, si la búsqueda era infructuosa. Pero en otras ocasiones iba allí directa y conscientemente… porque había quedado con alguien[1] para vaciar algunos botellines de cerveza en un rato de buen rollo.

A pesar de que El techo no tenía más personalidad decorativa que la que le otorgaba un ambiente pueblerino y de andar por casa[2], la música solía ser buena y no era un sitio en el que se estuviera a disgusto. En alguna ocasión sí que percibí ambiente hostil, un poco marrullero… como de grupos a punto de llegar a las manos. Quizá sólo fueran habladurías o impresiones subjetivas, porque jamás recuerdo haber visto pelea alguna.

El techo tenía algo de garito proletario, no sé muy bien por qué. Transmitía la sensación de no ser mío aunque yo estuviera en él como lo hacía en cualquiera de los otros, más habituales y tan cercanos. Se resistía a que yo me apropiase de su esencia… su alma era así.

Por este motivo no llegamos a intimar jamás: El techo y yo tuvimos nuestros escarceos, pero no llegó a ser una relación seria. Alguna vez de las que mis huesos estuvieron en aquel paisaje, apareció también Pancho Heavy[3], capaz de quitarle seriedad al mundo entero con un solo golpe de su sonrisa.




[1] Generalmente Vicente GAMA o Eugenio LEJÍA.

[2] Colores negro y blanco, madera… deliberadamente campechano.

[3] Amigo íntimo de Vicente GAMA.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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