La fragua

Pub

 

Samarcanda

´87

´92

300

             

 

La fragua siempre fue un garito oscuro y problemático. Frecuentado por punkis cuya mayor afición era darse de hostias para demostrar lo marginales que eran. Al estilo de cualquier camada animalesca, tenga o no ropas de tribu urbana. Además estaba en la zona antigua, lo que ya de por sí lo revestía de una pátina de malditismo que tanto les gustaba a los habituales del lugar. No sé si llegué a entrar físicamente alguna vez[1]. De lo que sí tengo seguridad es de haberlo contemplado desde la calle, de paso hacia algún lugar más amable.

En La fragua había por lo general música provocadora dentro y discusiones fuera, motivo por el que resultaba aconsejable mantenerse alejado. No fuera que en una de ésas, se escapara alguna hostia y viniese a parar a la cara de quien menos culpa tuviera… solía ocurrir en similares ocasiones en cualquier lugar del mundo conocido. Alguien que en este caso bien podía ser yo.

Por lo general La fragua era un bareto de referencia para gente como Eugenio LEJÍA. En el que ir poniéndose a tono a medida que fuera avanzando la noche. Generalmente con alguna sustancia química propiciatoria. Entre ellos, los punkis y demás ralea, se trataba de un lugar recurrente. Una especie de ghetto, un refugio en el que siempre sabían a qué atenerse. En La fragua podía preverse lo que pasaba… hasta tal punto que para mí carecía de atractivo, al ser opuesto por definición a todo lo que me gustaba ya entonces: lo que tenga que ver con la sensibilidad humana. Como el arte, el pensamiento y todas esas cosas que a buen seguro para aquella fauna no son más que una sarta de mariconadas.




[1] Me folla la memoria.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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