Cecilio

GEA

   

´87

´89

234

             

 

Cecilio GEA era un tío cercano y enrollado… con una estética a caballo entre hippie y despreocupado, pero de indiscutible carácter afable.

En general estaba bien considerado, pero en el poso de aquel éxito social, de aquel reconocimiento público… latía una especie de envidia. Cecilio GEA era inteligente y guapo, además de saber tratar a las chicas con mucho tiento, mucha mano izquierda. No sé si tenía novia o estaba sin emparejar… lo cierto es que faltaba poco para que tuviera un club de fans.

A mí me intrigaba cuál era la clave de Cecilio GEA para gozar de semejante éxito. Más que nada porque podría aprender de él y sacar algún tipo de beneficio, no sé, si se quiere decir así: réditos eróticos. Yo intentaba observar a Cecilio GEA pensando que quizá al ser de Biología tenía más cerca el mundo real y por eso le resultaba más fácil seducir.

El caso es que además de su atractivo físico y su personalidad magnética, Cecilio GEA se encontraba muy implicado en las movilizaciones del ’87; por este motivo solíamos coincidir en reuniones y bares. No nos conocimos mucho, sobre todo a mí me llegaban sus referencias indirectamente: era el amor platónico de Agustina HUMOS[1] y por tanto rival directo de Andrés GHANA.

Circulábamos todos en un sincretismo típico de ciudad en bullicio… de tiempos de compromiso y militancia más allá de personalismos. Por eso mismo Cecilio GEA para mí tenía un carácter referencial: era una pieza más en el crisol inmenso de la Samarcanda de finales de los ’80. Le recuerdo ocurrente y con una risa cercana al cinismo, pero franca y transparente.

Cecilio GEA desapareció, nunca mejor dicho, de la noche a la mañana: de mi vida y la de tod@s. Durante una excursión nocturna por los pueblos cercanos encontró un tractor en la carretera: éste circulaba sin señales de ningún tipo y el impacto fue inevitable, instantáneo, inmisericorde. Allí se quedó Cecilio GEA, allí desaparecieron sus sueños y sus vocaciones… su cuerpo se convirtió en un mero pasaporte a otra dimensión. En aquel punto terminaron sus rivalidades amorosas y su prometedor potencial.

Me impresionó la noticia, sobre todo porque le pasó a Cecilio GEA pero podía habernos ocurrido a cualquiera de nosotr@s. Poco después modificaron la normativa y obligaron a indicar la presencia de vehículos agrícolas con rotativos luminosos. Pero ya era tarde para Cecilio GEA, lo fue para todos: él había quedado en el recuerdo simplemente como una señal luminosa en medio de la noche.



[1] Hasta lo que yo sé, no correspondido.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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