Pecosa y risueña, Bego Ref. Joaquín Marqués solía llevar el pelo corto y de alguna manera emulaba con su figura el carácter infantil: éste era el mundo que había elegido profesionalmente, el de los niños. Pero no de cualquier edad, sino los más tiernos, cuando aún no han estado contaminados más que por la familia más cercana: es decir, con el mínimo contacto social.

Bego Ref. Joaquín Marqués tenía como objetivo en su trabajo fundamentalmente dos cosas: 1) ir haciendo de guía para aquellos seres que despertaban a la vida, orientándoles para que se descubrieran paulatinamente a sí mismos; 2) acostumbrarles a la convivencia con seres de su misma edad y condición, para que aprendiesen con calma que no eran realmente el centro del mundo, como les habían hecho creer hasta entonces, con el nombramiento de reyes/reinas de la casa.

Así que aquel trabajo de Bego Ref. Joaquín Marqués no podía ser menos que vocacional, de otra manera habría parecido algo así como una tortura: condena a entenderse con extraterrestres en un idioma desconocido. Pero Bego Ref. Joaquín Marqués disfrutaba con esas minucias que a los adultos suelen ponerles nerviosos, por lo general: reacciones incompatibles desde la madurez, esa mutación de negatividad que invade los cerebros con el paso del tiempo… y casualmente uno de los destinos que le aguardaban a Bego Ref. Joaquín Marqués durante su etapa de maestra era Angren.

Allí la conocí, pude comprobar que para Bego Ref. Joaquín Marqués no había dos vidas, una de las cuales consistía en trabajar con niños y la otra contemplaba la posibilidad de moverse en el mundo de los adultos: probablemente porque esto a Bego Ref. Joaquín Marqués le habría supuesto un cambio de registro constante que supondría algo así como una personalidad esquizoide. Como en gran parte de los casos similares, la opción de Bego Ref. Joaquín Marquésconsistió en crear su propio registro, ambivalente. El problema era que dicho registro resultaba demasiado adulto para los niños y demasiado infantil para los adultos, con lo que Bego Ref. Joaquín Marqués no contentaba plenamente a ninguno de sus auditorios.

Los niños iban acostumbrándose a ello, pues era una antesala de una adultez que les rodeaba por todas partes… y los adultos lo comprendíamos porque parecía lógico en quienes como Bego Ref. Joaquín Marqués se mueven entre pañales y aprendizajes infantiles. Bego Ref. Joaquín Marqués era una especie de niña en el exilio ya permanente que significa haber crecido; pero por suerte para ella encontró este resquicio que tolera socialmente semejante variante del síndrome de Peter Pan.

Quizá por eso Joaquín Marqués al conocerla se percató de que su mentalidad infantil había encontrado en ella la horma de su zapato, su media naranja… su complemento ideal; porque él, aunque de otra manera, también concebía la infancia, su infancia, como algo de paraíso perdido.

Así que se pusieron manos a la obra con el fin de recrear sus respectivas infancias sobre cuerpos nuevos… que serían sus propios hijos como extensiones del pasado en un túnel del tiempo proyectado hacia el futuro. En eso están, por lo que yo sé, desde hace tiempo… empeñados en una empresa que por fortuna les ha hecho olvidarse a cada uno de sí mismo.

Proyectados en la pareja y los hijos, atrás quedó aquella Edad de oro, aquel tiempo borroso en el que aún no sabía Bego Ref. Joaquín Marquéscuál era realmente su sueño, su proyecto vital. Acabó descubriendo que toda su vida anterior estaba enfocada, dirigida a eso; lo que creía vocacional resultó ser propedéutico, como ocurre con la luz al final del túnel, que ilumina la realidad completa.