Bego
Ref. Marielo SOPA   Kagan ´93 ´97 740
             

Bego Ref. Marielo SOPA lo llevaba bien, en general: no le suponía ningún tipo de complejo ser una chica con las luces bastante limitadas, supongo que había aprendido a convivir con ello durante toda su vida sin conflicto. Era positiva en un sentido muy cercano a la autoayuda: fijarse en lo que uno tiene a su alcance y aprender a disfrutarlo es importante, sin duda. Pero de ahí a no querer salir del agujero de la ignorancia por mera autocomplacencia, va un abismo. Y es que una vez alcanzada la felicidad como conclusión teórica, como si el mundo entero se redujera a una mera fórmula matemática, ¿cuál es el horizonte sino el conformismo?

Así que Bego Ref. Marielo SOPA vivía feliz, sin duda: sólo cuando en su panorama soleado asomaba una leve bruma, podía concluirse que la cosa amenazaba tormenta. En cuanto las circunstancias derivaban hacia cualquier situación o tema de conversación que requiriese el uso de la inteligencia para la comprensión, la cosa empezaba a hacer aguas.

No digo ya si a Bego Ref. Marielo SOPA se le requería algún tipo de pensamiento propio: cuando era éste el caso, ella se declaraba insolvente en términos intelectuales. “Se tiraba a muerto”, que dirían los argentinos. Pero lo hacía casi con buen humor, al menos aparente, dando de lado a cosas tan trascendentes y declarándose abiertamente partidaria de vivir sin pensar.

Lo hacía entre carcajadas contagiosas y con esa suficiencia que suelen ostentar los habitantes oriundos de Kagan. Porque Bego Ref. Marielo SOPA había nacido allí, quizás debería haber comenzado mi narración por decir esto, para poner en contexto y antecedentes a quien esté leyendo estas líneas. Por lo tanto, hablar y relacionarse con Bego Ref. Marielo SOPA era remitirse a los parámetros propios de quien nada sabe, pero defiende con ahínco la idea de que cada cual puede pensar como quiera, pue sólo tras semejante tolerancia puede llegarse a normalizar su situación de analfabetismo convencido, de indigencia intelectual mayúscula.

Es más: si los más sabios del planeta a lo largo de la Historia han llegado a afirmar que sólo sabían que no sabían nada… pues Bego Ref. Marielo SOPA y los suyos ya habían llegado a la misma conclusión sin necesidad de perder tantos años de tiempo. Bueno, la argumentación típica de quienes defienden que si Picasso tardó toda la vida en aprender a pintar como un niño, pues desde su punto de vista fue una vida desperdiciada.

Así, sin complejos: para demostrar que había un montón de felicidad en su vida, nada mejor que dedicarse al hedonismo en todas sus facetas, claro. Aunque la maldición de la sociedad hiciera que fuera necesario el trabajo, resultaba metafórica y paradigmática la narración de las peleas de Bego Ref. Marielo SOPA con los bogavantes en sus lides de pinche de cocina, en algún restaurante. Resultaba épico a pesar de tratarse sólo de algo cotidiano  e intrascendente. Pero era divertido.

De ahí que alguna vez llegáramos a hacer excursiones juntos, en grupo de cuatro: Bego Ref. Marielo SOPA y Marielo SOPA junto con Dolores BABÁ y yo. Buscando oro o con la excusa de visitar a Joaquín Marqués. Superficial todo, claro: si en algún momento a mí se me ocurría plantear algo trascendente, enseguida Marielo SOPA me disuadía poniendo cara de pena, para que Bego Ref. Marielo SOPA no se encontrara contra las cuerdas, en un brete.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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