Camilo
BABÁ   Kagan ´91 ´97 762
             

 

Risita nerviosa y apocada, media barba típica de fumador compulsivo y una mirada presta a hacerle fruncir el ceño por esa típica miopía que quien la tiene no cree que sea tan grave, pero le obliga a dar una imagen ciertamente lamentable hacia el exterior; como si lo normal fuera que no se entere de nada.

Así podría ser perfectamente el retrato robot de Camilo BABÁ; quien lo reciba podría pensar que es la primera parte, que tras él vendrá la descripción espiritual, psicológica, metafísica… pero no es el caso, porque Camilo BABÁ se agotaba allí. A lo más que llegaba era a que todo lo antedicho tuviera unas implicaciones, unos coletazos más que consecuencias en el mundo inmaterial que había en el interior de Camilo BABÁ. Ya se consideraba lo suficientemente realizado y satisfecho con el logro que para él significaba haber alcanzado la Licenciatura en Derecho, algo que estaba a punto de lograr, creo… o ya lo había conseguido.

Bueno, era bastante irrelevante, pues se trataba sólo de una titulación memorística: en cuanto la conversación sobre cualquier asunto requería de una respuesta adecuada de su cerebro que incluyera argumentaciones, Camilo BABÁ tiraba de datos concretos y a otra cosa. Memorizar sí, mucho: leyes, noticias, acontecimientos históricos y cuantos elementos puedan quedar almacenados en la memoria. Pero relacionar ideas de manera propia, darle a la imaginación un marchamo de autoría u originalidad, esto no era ya materia de su cerebro.

Lo cierto es que Camilo BABÁ, como la mayoría de los estudiantes de Derecho, académicamente progresaba de forma adecuada y prometía ser un futuro engranaje que permitiría el funcionamiento de lo que llamamos sociedad. Pero replantearse la validez del conjunto del mecanismo humano, esto ya no entraba en sus planes. Digamos por tanto que era una persona normal en el peor sentido de la palabra: incapaz de contestar socialmente a nada, para no salirse de los márgenes adecuados y políticamente correctos.

Teniendo en cuenta su procedencia geográfica (las afueras de Kagan) su origen social (hermano de Dolores BABÁ) y por lo tanto, el ámbito familiar en el que había sido educado, tampoco se le podía pedir mucho más. El plus de su pensamiento lo empleaba en leer alguna novela (casi siempre del género histórico) o estar al hilo de la actualidad, algo conveniente por motivos profesionales, de ser un jurista a la orden del día.

Hasta que descubrió el juego Civilization, algo que llegó a sorberle el seso hasta el punto de hacerle olvidar ritmos de sueño, obligaciones académicas y tantas otras cosas… suerte para él que por aquel entonces apareció en su vida una chica con vocación marujil: también estudiante de Derecho, claro.

Así vinieron a resolverse todos los problemas de Camilo BABÁ… anularse, mejor dicho, si es que puede hablarse de problemas, porque más que nada se trataba de pequeños contratiempos para que Camilo BABÁ pudiera llegar a conseguir sus grandes objetivos en la vida, que no eran otros que fumar, reír nerviosamente y disfrutar de la vida gracias a un empleo decente, algo esto último que seguramente consiguió sin mayor esfuerzo gracias a algunas oposiciones y el hecho de tener apuntalado el corazón por aquel andamio de anchas sonrisas y poco cerebro, lo que para Camilo BABÁ era la garantía de no estar expuesto a caprichos hormonales.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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