BREA

 

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BREA era el típico profesor joven y enrollado, cercano a los alumnos… al menos más a ellos que a la institución a la que pertenecía.

Su actitud tolerante[1], a veces incluso irreverente… le granjeaba amistades entre el alumnado. También su sentido del humor. Solía preguntar: “¿Qué decía Platón?”. Ante nuestra respuesta (cualquiera que fuese: abrumadora o silenciosa, seria o jocosa) BREA gravemente sentenciaba: “Lo importante es el alma. Al cuerpo… ¡que le den por culo!”

La ocurrencia, polisemia referente y velada a la conocida homosexualidad de los filósofos griegos, era muy celebrada porque se basaba en una complicidad del saber: en este sentido, por tanto… un poco zafia en esencia, aunque jugara con esa ambivalencia.

Además retrataba a BREA en una de sus facetas conocidas y políticamente incorrectas: la bisexualidad. Era un cachondo mental, pero a uno siempre le quedaba la duda de si no estaría dejando veladamente una puerta abierta por la que tirarte los tejos algún día. En todo caso no inspiraba miedo, sino confianza: sin duda era lo que pretendía.

Algunas noches coincidíamos por los garitos maracandeses. Una de ellas fue la que me enrollé con Marielle MENOS. Ante la vista de BREA nos estábamos dando un morreo antológico. Al ir a pedir una consumición a la barra del Esquizofrenia, le saludé amablemente: “¿Qué haces?”. Y él respondió: “Nada, ya veo lo que haces tú. Yo me voy a casa a hacerme una paja, porque aquí no rasco nada”. Risas y buen rollo.

Con BREA organizábamos partidas de mus, en las que jugábamos: él, Salvador MAÑO y Marcel Cueto. La rivalidad era musística, claro… pero BREA tenía mal perder. Hasta tal punto que como venganza a las veces que le había ganado[2]… me rebajó la nota de Quinto hasta un simple Aprobado, cuando mis calificaciones me colocaban entre el Notable y el Sobresaliente. Mucha risa y mal perder.

En fin, el balance del conjunto fue humanamente positivo… aunque en mi expediente quedó un tatuaje.

También es probable que aquella venganza procediera de otras batallitas en las que nos vimos inmersos BREA y yo alguna vez: una de las más humillantes para él fue una noche… en la que por toda diversión, Valentín Hermano y yo nos entretuvimos lanzándole huesos de aceituna para acertar en los cristales de sus gafas. Un ejemplo diáfano de inadecuada mezcla de la vida académica con los descontroles propios de la noche.



[1] Campechano y chabacano: la frágil frontera de BREA en la docencia de la filosofía.

[2] Jugando en la cafetería Octaedro, lugar en el que solíamos batirnos los viernes en tan sin par duelo.

 

 

Sonido

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