Araceli

 

Abrebotellas

 

´92

´93

163

             

 

Se me agolpan atropellados en la memoria: Araceli Abrebotellas, el polvo que echamos estando yo como una cuba, nuestras previas batallitas en sitios como El enfermo imaginario

En el colmo de la exageración, motivada por la presencia de amig@s y/o contertuli@s, Araceli Abrebotellas alardeaba de poder abrir botellines de cerveza con el coño. El asunto, de puro desafiante y basto, resultaba exótico.

Compensaba la presencia apocada de su físico, porque era bajita y flacucha, aunque con ínfulas desmedidas, como ocurre con frecuencia entre los estudiantes de Filología[1]… gracias a su puesta en escena, más propia de una performance del desparpajo: desafiante, provocadora. Revoloteaba alrededor de la publicación de uno de mis libros de cuentos, así que probablemente su presencia procedía de algún desvarío de Seco Moco, tan dado a la promiscuidad.

Aunque en este caso más bien la había “reservado” para mis faenas de gañán desorientado. Porque una noche de descontrol alcohólico me dejó ante su puerta tras haber pulsado el timbre: el muy traidor desapareció por el ascensor, dejándome igual que lo hace el torero con el toro ante el picador.

Aquel episodio acabó en polvo, claro[2], con lo que pude comprobar la falsedad del cacareado y prometido abrebotellas.

Era el ’92, yo vivía en Kagan, tenía como novia formal a Dolores BABÁ… y cuando hacía mis apariciones por Samarcanda era para trabajar en el proyecto Telebuzón.

Así que el asunto Araceli Abrebotellas no tenía posible solución de continuidad. Esto para mí resultó la salida perfecta y cobarde: en la que yo mismo me había colocado. Entre semidisculpas balbuceadas tras unas alubias impresentables que quiso cocinar para conquistarme, la perdí de vista para siempre… por fortuna para tod@s.



[1] En su caso, creo que era la alemana.

[2] Enajenado por el alcohol como yo estaba.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta