Camilo
Ref. Maika GRECA   Kagan ´88 ´94 997
             

 

Su sonrisa de dientes descolocados contagiaba optimismo, porque iba siempre acompañada de alguna expresión jocosa: algún tópico de buen rollo, ocurrencias improvisadas o referencias a algo conocido, por lo general hilarante. Camilo Ref. Maika GRECA tenía la mirada clara en lo que se refiere al color de los ojos, pero distaba mucho de poseer lucidez en la contemplación del mundo. Más que nada por lo superficial y hedonista de su planteamiento existencial, porque Camilo Ref. Maika GRECA no contaba con más aspiraciones que pasarlo bien en general: en cuanto a lo concreto, solía desenvolverse en el mundillo de la música verbenera gracias al dominio de algún instrumento, no recuerdo si la batería o la trompeta, pero algo de percusión andaba por ahí en medio.

Compaginaba aquella dedicación semiprofesional con la afición más o menos controlada al universo del porro: con frecuencia podían verse sus ojillos como al final de un túnel, al fondo de una sonrisa más bien bobalicona y adornados por un pelo casi pinchante. Después, claro, estaban otros dos elementos imprescindibles en la existencia, como son el alcohol con finalidades socializadoras (casi siempre, cerveza o whisky) y el objetivo último de la misma, el archiconocido asunto del intento sexual permanente: ojo avizor por si caía alguna ninfulilla, vamos.

Un poco por todo esto último Camilo Ref. Maika GRECA frecuentaba también un grupo de amigos con afinidades musicales, cuyo nombre era Turno nocturno. Allí se desmelenaba su creatividad sin cortapisas, una absoluta libertad cuyo resultado les satisfacía por dar rienda suelta a sus aficiones: con ello quedaba claro que ni Camilo Ref. Maika GRECA ni el resto de los componentes de aquella formación tenían mucho que ofrecer al público… generalmente habitantes de Kagan, como ellos, con lo cual el asunto venía a estar bastante equilibrado; ni unos pedían mucho como público ni los otros ofrecían gran cosa como grupo. En definitiva, habitaban el mismo idioma artístico, que se debatía entre las ocurrencias más o menos ingeniosas de éste y la conmiseración del auditorio, que al verse reflejado en las actuaciones como en un espejo, resultaba todo una especie de terapia de grupo (musical) que a todos satisfacía.

Camilo Ref. Maika GRECA no daba para más en aspecto alguno, pero no era mal chaval: a mí me caía bien, era una especie de alter ego de su hermana Maika GRECA… en intelecto, en edad y genéticamente. Supongo que si no hubieran sido familia, jamás habrían llegado a coincidir en la vida, así que gracias a las casualidades cromosómicas pudieron terminar aprendiendo uno del otro, respectivamente.

A Camilo Ref. Maika GRECA le perdí la pista aquel ’94 en que tuve que abandonar precipitadamente Kagan por motivos laborales en mi búsqueda inagotable de nuevos horizontes. No sé cómo más tarde llegué a enterarme (por casualidad o debido a oscuras voluntades que ignoro) de que fue pareja de Dolores BABÁ… algo que no me inquietaba lo más mínimo, pero no deja de ser curioso. Es probable que aquella pareja se prolongara en el tiempo, porque sus personalidades venían a ser de algún modo complementarias; desde esa perspectiva existencial que consiste mayormente en buscar un acomodo conformista en la vida, esquivando problemas y con un toque hedonista… con algún cachorro revoloteando como el humo, seguramente.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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