Sonia

ANGINA

 

Nawoly

´94

´99

638

             

 

Cuando aterrizó en Samarcanda imagino que Sonia ANGINA sólo buscaba una referencia: un punto de inicio o anclaje a partir del que iniciar su etapa universitaria, empezar a crecer fuera del nido.

Quiso la casualidad que el contacto de Sonia ANGINA en el territorio que llegaba a descubrir fuera una familia que me conocía. Así que la casualidad se multiplicó por un asunto meramente corporativista. Sonia ANGINA empezaba a estudiar Filosofía y yo ya era licenciado en esas lides. Aparte de las experiencias de Facultad que Sonia ANGINA llegase a tener en sus primeros tiempos, su vivencia universitaria estuvo condicionada[1] por aquel hecho de alguna forma imprevisto, no programado. Aunque quizá sí predestinado.

De repente se vio inmersa en dos mundos que hasta entonces para Sonia ANGINA sólo habían existido a lo más como referencias externas. Uno, la Filosofía académica; el otro, un círculo de realidad alternativa en el que nos movíamos quienes girábamos alrededor de lo que entonces era mi mundo. Inicialmente este segundo mundo sólo fue para ella un contacto extemporáneo, pero más tarde exhaustivo. Sobre todo alrededor de La Tapadera y sus países satélites… hasta alcanzar el Idiota, claro.

A través de aquel prisma Sonia ANGINA empezó a interpretar el mundo que la rodeaba, recién descubierto. Más allá de los parámetros protectores que se había ido construyendo a medida que crecía[2]. La afición de Sonia ANGINA a los gatos, la dificultad para establecer relaciones “normales” en el ámbito sentimental o su capacidad para sorprenderse del mundo en general, eran sin duda características atemporales. Compartidas desde siempre por el mundillo que se mueve alrededor de la Facultad de Filosofía. Digamos que[3] formaban parte de las señas de identidad típicas de su población natural. Sonia ANGINA iba combinando todo lo endógeno-académico con lo exógeno-vital. Esto último marcado por el marchamo indeleble de su proximidad con mi mundo.

No es que aquel universo la hubiera influido tanto como para captarla al estilo de las sectas. Es que había llegado a Samarcanda y había caído precisamente en el terreno que habría elegido en caso de haber optado por alguno.

Frecuentaba las tertulias que improvisábamos en Conde Drácula, participaba en los mercados medievales, en los cursillos de La Tapadera… durante la etapa del Idiota también fue asidua del local, llegando a organizar la fiesta de la Facultad de Filosofía[4]. No sólo eso. Junto con Marisa BARRA e Ignacia AVIÓN constituyeron un triunvirato de amigas que era incondicional de todos los eventos. El único interés –por así llamarlo– de Sonia ANGINA era el amor platónico que sentía por Cristian BARRA. Para todo lo demás sólo se movía por intereses espirituales, aunque muchas veces además condicionados por el afán investigador típico de su edad.

Sin duda Sonia ANGINA llegó a convertirse en uno de los elementos aglutinadores de energía alrededor de aquel Cosmos. Con su eterno afán de buen rollo, dibujando flores a la menor oportunidad y fascinada por las personalidades que allí se daban cita. Sin embargo aparte de su generosidad y aunque Sonia ANGINA no lo supiera, todo aquello constituía simplemente una parte de su aprendizaje vital.

Desde su participación en el evento surrealista que fueron las elecciones del ’96[5] hasta los viajes espacio-temporales hacia la Edad Media a través de los túneles-mercados medievales, pasando por las noches de copas en las que torpemente la literatura le servía para declararse devota de aquella secta múltiple que era su juventud. Todo eran elementos que su aprendizaje iba atesorando en el cajón irrepetible de unas experiencias juveniles. A día de hoy le deben de parecer oníricas.

Sin embargo el paso del tiempo y sus despegues en otros ámbitos de la realidad[6] habrán ido colocando en la cabeza de Sonia ANGINA todo aquello que en su día le parecería caótico, deslavazado.



[1] Lastrada, determinada, conducida, contaminada…

[2] Eran una mezcla de cultura naïf, síndrome de Peter Pan y actualización a los ’90 del mundo hippie de los ’60.

[3] Como había ocurrido en mis tiempos con el foulard.

[4] Sin duda fue el evento de mayor éxito del Idiota.

[5] Para las que figuraba en la papeleta de candidatos como suplente de Valentín Hermano.

[6] Por ejemplo, las becas que le permitieron ampliar sus horizontes… o sus posteriores experiencias laborales.

 

 

Sonido

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