Éste podría ser un cajón de sastre. Recopilatorio de: episodios, sucesos, hechos, hazañas, ideas, credos, acontecimientos… y todo aquello que se salga de la normalidad. Refugio para cuanto gira alrededor de otro centro alternativo al convencional que haya tenido lugar a lo largo de mi vida.

Pero el concepto excentricidad resulta al mismo tiempo tan amplio[1] como relativo. Por eso dejo al criterio del lector y su escala de valores el hecho de calificar como excentricidad cualquiera de los fragmentos de esta obra que considere merecedores de figurar aquí. Así, anotándolos en este lugar, podrá en cualquier momento revisarlos por tenerlos centralizados. Se trata por tanto de una invitación a personalizar estas Malas memorias. Bastará anotar el número de fragmento y alguna palabra clave junto a él para identificarlo, con el fin de tenerlo localizado de cara a una posible y futura relectura… si llega el caso. Quede la invitación en el aire… sobre todo, como posibilidad para el lector giróvago.

Lista referencia/sugerencia de excentricidades:

-Lavarme los dientes por los pasillos de la Facultad de Belllas Artes: véase 117

-Cortarme las uñas en el claustro de profesores de Fortaleza: véase 129

-Pelarme al 0 en el congreso de editores en Andijon: véase 360

-Cagarme en el parabrisas de Manuel Alejandro RAPHAEL en Gato del campo: véase 345

-Escupirle en el hombro a Elsa Cuero en el Esquizofrenia: véanse 316 y 568

-Masturbarme desde el balcón en Samarcanda… y tirar discos, que es casi lo mismo: véase 677

-Regalar tabaco a mansalva en el Anillos. Romperlo o fumarme 7 juntos allí mismo: véase 612

-Invitar a dos cubatas a un pueblerino de Angren

-Quemar un calcetín y el deneí, en el Anillos: véase 612

Ad infinitum…